Un procurador es un profesional especializado en el campo del Derecho. Sin embargo, sus funciones son diferentes de las que realiza un abogado. El procurador desempeña una importante labor en los juzgados. Es decir, lleva a cabo una tarea de representación. Conviene puntualizar que el Derecho tiene distintos ámbitos de aplicación. Y el procurador posee el conocimiento, la preparación y las competencias necesarias para desarrollar su carrera en el marco del derecho procesal.
Cuál es el papel del procurador en un proceso judicial
A lo largo de un proceso judicial existen distintos trámites y gestiones que deben formalizarse con puntualidad. La experiencia del perfil indicado es clave para agilizar el cumplimiento de todos los requerimientos solicitados.
Como hemos indicado, el procurador es un profesional cualificado para desempeñar la función de representación de aquella persona que afronta un proceso judicial. El ciudadano particular puede sentirse desorientado ante la complejidad del lenguaje jurídico. Y, sin embargo, es esencial que cuente con la protección necesaria desde el punto de vista legal para cumplir con su objetivo principal. El procurador está informado de todas las novedades del proceso y mantiene una colaboración constante con los órganos competentes que intervienen en el mismo.
Su trabajo es diferente al de un abogado que desarrolla una estrategia jurídica efectiva para proteger los derechos del cliente. Sin embargo, mantiene una comunicación cercana con él, es decir, ambos forman un equipo. Realiza una labor proactiva que influye de forma positiva en la propia evolución de un proceso que fluye a un ritmo adecuado. De hecho, su misión y dedicación son determinantes para que se cumplan los plazos previstos.
El procurador no solo debe haber finalizado los estudios de Derecho. Tras la obtención del título, también tiene que estar colegiado para desarrollar su trabajo. En consecuencia, necesita darse de alta en el correspondiente Colegio de Procuradores del entorno en el que lleva a cabo su actividad como profesional.
Qué es el apoderamiento apud acta y por qué es importante
Para que un procurador realice una labor de representación, debe estar habilitado para tal fin. Y existe un concepto jurídico que hace referencia a esta cuestión: apoderamiento apud acta, una fórmula que procede del latín. Es una condición indispensable que reconoce la autoridad que adquiere el profesional para ocuparse de los trámites correspondientes en representación de la persona a la que acompaña durante el caso. Es decir, el acto de apoderamiento cumple con una finalidad esencial. La información queda perfectamente acreditada en un documento que recoge los datos necesarios. Por medio de la formalización del escrito, el interesado pone de manifiesto que está de acuerdo en ser representado por el perfil señalado.
Muestra su conformidad con lo expuesto en un escrito que tiene validez legal en la práctica. A través de la aceptación de lo indicado, reconoce la autoridad que tiene el perfil señalado para realizar las gestiones pertinentes en su nombre. Es muy importante que antes de firmar el acta, la persona lea con detenimiento los puntos que la componen para ser plenamente consciente de cuáles son las condiciones que acompañan a dicha representación legal y su implicación en la práctica.
No es la única fórmula que se utiliza actualmente para iniciar la colaboración en un proceso. De hecho, también es posible realizar un poder notarial. Conviene puntualizar que el procurador no solo puede acompañar a personas particulares, sino también a empresas. Dicho profesional mantiene una comunicación frecuente y cercana con el Juzgado, por ello, realiza una labor de mediación. Establece con la persona un vínculo de confianza.
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